Cuando
iba a hacerlo pensé que el desafío era demasiado grande. Mi sueño estaba fuera
de mi alcance, pero no podía deshacerme de él: Mi Tesis Doctoral. Estaba
siempre ahí. Como Goliat desafiando al ejército de Saúl. Hasta que una
madrugada me despertó una voz clara y fuerte, la reconocí de inmediato, era la
voz de mi Dios: “¡Conocé mi Nombre!”, me dijo.
Y
comencé a investigar sobre los nombres de Dios, nombres de guerra: “Jehová es
mi bandera”, “Jehová es mi guerrero”, “Jehová de los Ejércitos”… Claro, era una
guerra, necesitaba de Dios como mi Comandante, mi guerrero… pero ninguno de
esos nombres llegaba a mi corazón.
Hasta
que un día (después de agotar todos los nombres de Dios utilizados en guerra
espiritual), le pregunté: ¿cuál es tu Nombre para el desafío de mi tesis? Y Él
me respondió: “MI NOMBRE ES PADRE”.
¿¡PADRE!?
Sí! PA-DRE. Mi padre. El que me engendró. el que me amó antes de crear el mundo,
el que me dijo que soy “su nenita”, el que desea lo mejor para mí, el que es
capaz de mover cielo y tierra por mí, el que envió a mi hermano mayor a morir
por mí para salvarme. Sí, su nombre es PADRE. MI PADRE. Y mi Padre me ayudó,
venció toda resistencia y oposición, sacó todo obstáculo del camino para que yo
llegue a esta meta tan anhelada a mi corazón: OBTENER MI DOCTORADO EN
PSICOLOGÍA. ¿Por qué lo hizo? simple: yo le pedí. Yo lo quería y mi Padre me lo
concedió: “MI hija eres tú, yo te engendré hoy, pídeme y te daré por herencia
las naciones y como posesión tuya los rincones de la tierra”.Sl 2
Hoy
soy la Dra. Yamili Filártiga, pero para mi Padre siempre seré SU NENITA.
¡Gracias
Padre! ¡Toda la honra, el honor y la gloria son tuyas! ¡Te amo!
Tu nenita Yamili