sábado, 19 de julio de 2014

La bendición del Trabajo



Trabajar es cumplir la orden que dio Dios antes de la Caída, la de ser buen mayordomo del planeta. “"EL SEÑOR DIOS... LO PUSO EN EL HUERTO..., PARA QUE LO LABRARA Y LO CUIDARA" (Génesis 2:15)
  • ·      Trabajar es una bendición, y ganar el pan duramente, desgastando la vida en ello, es parte de la maldición del pecado, que Jesús ya pagó. Los hijos de Dios se hallan bajo la bendición de la prosperidad y el bien.
  • ·      Dios trabajó al crear el Universo y lo sigue haciendo al sostenerlo y preservarlo. Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora TRABAJA, y yo TRABAJO (Jn 5:17). Trabajamos porque fuimos creados a la imagen y semejanza de Dios.
  • ·      Trabajar, si tienes la capacidad física y mental para hacerlo, es una obligación. La holgazanería es despreciar los dones y talentos que Dios nos entregó. Utilizarlos correctamente es honrarlo.
  • ·      Todo trabajo honrado es digno: ya sea en la oficina, en la construcción y en el hogar. El más sencillo de los trabajos, hecho bajo los principios bíblicos, es una forma de ser parte de la gran labor que Dios realiza en el planeta.
  • ·      Si estás desempleado, o sientes que no puedes desarrollar tu potencial en el lugar en donde estás ahora, pídele a Dios que te guie a encontrar uno en donde puedas honrarle y con tu salario vivir dignamente.
  • ·      Tu lugar de trabajo es una forma de servicio, en primer lugar a Dios. Él es tu jefe. Y Él ve tu esfuerzo. “Servid de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno haga, ése recibirá del Señor” (Efesios 6:7-8).
  • ·      Tu lugar de trabajo es donde Dios forja tu carácter, así que aprende todas las lecciones que Él quiere enseñarte por medio del trato con tus semejantes. Él es tu maestro, así que no te quejes, ni murmures o te amargues. Trabaja bien, se paciente, fuerte y honesto. Escucha al Señor y aprende.
  •     Utiliza los dones y talentos que el Señor te dio. Las capacidades que tienes son para desarrollarlos. No te resignes a un trabajo en donde no tienes la oportunidad de desarrollar tu potencial.
  • ·       No vivas para trabajar. Disfruta de tu familia y de todo lo que el Señor te brinda.
  • ·      Se proactivo, honesto y diligente en tu trabajo. Eso hará que te respetan y glorifiquen a Dios por tu vida.
  • ·  Sigue estudiando y capacitándote. Es es esencial para lograr la excelencia, te dará más oportunidades y te abrirá nuevas puertas.
  • ·      Tu lugar de trabajo es el ámbito en donde Dios quiere que seas “carta abierta” para que todos lean la Gracia y el Poder de Dios. Es el lugar en donde lo representas. Y en donde debes extender y establecer su Reino.



       “EL SEÑOR ENVIARÁ SU BENDICIÓN SOBRE TODO AQUELLO EN QUE             PONGAS TU MANO” (Deut 28:8).